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Estar preparados. ¿Para qué?

Actualizado: 5 ene 2021

En tiempos de cuarentena-confinamiento, se han colectivizados algunos nuevos mantras “cuando salgamos ya nada será igual”, “hay que preparase para cuando termine la cuarentena”, “todo será diferente”, “todo saldrá bien”, “ojala aprendamos la lección”. Son frases que se han repetido incansablemente, a través de ellas cada persona conecta con una emocionalidad y una propia cadena de pensamientos, generadores de incertidumbres en su mayoría, relacionados con estar preparados para “la nueva normalidad”, como se ha calificado en España. La incertidumbre de ese futuro “diferente“ pero ”normal”, ha conectado a las personas con una neurosis que no es nueva, pero que sí se ha exacerbado y se ha estimulado en colectivo, la neurosis de “estar preparados”.


Decía mi mamá, nacida en 1.925 y por lo tanto contaba con el rigor de la experiencia de vida, que nunca se está preparado, sino que la vida va aconteciendo y entonces entiendes, en la marcha, para qué te tienes que ir preparando. Lo decía cuando me preguntaba si le daría nietos. Años antes me decía que debía prepararme para tener éxito en la vida. Que contrariedad. Este mensaje a doble dirección está instaurado en la mayoría de las personas y promueve una suerte de deseo permanente de conocer el futuro, para estar preparados, para hacer lo necesario antes de que ocurra, algo.


Estamos cocreando una sociedad altamente competitiva, que impone la previsión de un futuro seguro y de éxito en cualquiera de los ámbitos de nuestras vidas. Puede ser tanto en lo profesional, como en lo económico, lo relacional y muy marcadamente en lo físico. Hay una relación directamente proporcional entre la necesidad que emerge continuamente, como un maná de deseos por satisfacer, de certidumbres por conquistar y la percepción sesgada de lejanía de eventos que puedan suceder, bien sea de sucesos juzgados como malos o buenos.

... casi en automático se crea un escudo contra la posible improbabilidad que ocurra algo no esperado

Pareciera una tendencia natural la de ver que lo que ocurre, ocurre fuera, distante e imposible que ocurra en primera persona porque, sesgadas con un optimismo ilusorio, creen y crean bienestar en la confianza de la compañía de Ángeles protectores, la realización de ejercicios físicos diarios, la elección de alimentos libres pesticidas o sencillamente en la creencia firme en que no les ocurrirá nunca nada malo por ser un ejemplar de buena persona. Es decir, casi en automático se crea un escudo contra la posible improbabilidad que ocurra algo no esperado, tal y como lo propone la teoría del Cisne Negro propuesta por Nassim Nicholas Taleb. El covid19 y la cuarentena mundial, por ejemplo.


Entonces, hay que estar preparados, ahora que se inicia el proceso que encamina hacia una nueva normalidad. ¿Cuál es el espacio en el cual la normalidad será nueva? Lo que se ha vivido en las últimas dos décadas, desde la aparición de la internet, ha sido solo un ensayo de lo que se proyecta será la nueva exposición online. Se veran expuestos muchos ámbitos de la vida cotidiana en un futuro inmediato. De hecho, en los primeros 10 días del confinamiento, la red y las múltiples aplicaciones online colapsaron. En general ha habido un incremento del 40% yde consumo de internet. La nueva normalidad puede tener tantas variantes como personas hay en el planeta, pero ocurrirá principalmente online y en dos contextos:


1) El social, con novedades en lo ideológico-político, su influencia en lo económico, en el énfasis del modelo de hombre y sus relaciones personales y laborales, incluyendo nuevas libertades de circulación

2) El personal, con novedades en el rediseño personal y profesional, el redimensionamiento de las prioridades, el proyecto educacional en familia y el necesario rediseño de la identidad.

Este giro histórico, lo vivirán de manera diferencial las distintas generaciones que cohabitan este maravilloso planeta

Este giro histórico, lo vivirán de manera diferencial las distintas generaciones que cohabitan este maravilloso planeta. Y para todos supondrá una adaptación, incluyendo a los millenials y los Z, acostumbrado a un uso predominantemente social y recreativo de internet. Ya no será solo para los destacados youtubers o influencies el diseñado de ganancias por apariciones. La superproducción provocará cambios de mercado y de modos de producción de acuerdo al contenido y su alcance. El Gran Hermano, puede haber sido un prototipo.

Gracias, otra vez has dado en el clavo!. Ni resistencia, ni neurosis.

A la final, si mi madre estuviera hoy día, con la sabiduría de quien se cuestionaba la real llegada del hombre a la luna y promovía la ambición sana y el trabajo continuo para construir el futuro en el que creíamos ¿qué me diría en cuanto a estar preparados o no para el cambio hacia la nueva normalidad?. Después de un rato la he escuchado diciéndome “ni rechazando lo que viene ni adelantándote podrás enfrentar mejor el cambio”. Gracias, otra vez has dado en el clavo!. Ni resistencia, ni neurosis.


Ni luchar por preservar. Ni temer a no estar preparada. La obsolescencia es justamente uno de los principales temores y riesgos que he trabajado, con organizaciones dedicadas a la ciencia y la tecnología, por contrarrestar el riesgo de perder posición en el mercado. El primer paso que recorrimos fue el de reconocer en qué y en cuánto han entrado en obsolescencia y si era prioritario actualizarse en cada una de ellas. A partir de aquí es necesario hacer una criba que orientará un proceso ecológico de actualización. Esta proceso permite tener el control del proceso de adaptación y aprendizaje que evitar actuar de acuerdo a las tendencias (impulsivamente).


Algunas preguntas claves:

1. Tú? Sientes que estas en obsolescencia. ¿En qué áreas de tu vida? ¿Cuáles son prioritariatarias?

2. Impiden construir un futuro en el que crees? (no el futuro que estan vendiendo)

3. Dentro de esas obsolescencias a actualizar ¿Cuáles favorecerán tu entorno inmediato, personal o profesional?

4. Entonces prepárate.

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