Una práctica profesional en crecimiento.
Transformación de la dinámica psicoterapéutica.

Vivimos en tiempos de transformación. Aunque estamos mas o menos al tanto de los eventos que suceden, hay otros eventos permanentemente que afectan nuestra vida cotidiana, los conozcamos o no.
Estos tiempos que corren han sido denominados VUCA: Volatility, Uncertainty, Complexity y Ambiguity. El entorno de la salud mental y el bienestar personal no escapa de los efectos volátiles, inciertos, complejos y ambiguos del momento histórico que esta viviendo la humanidad y el planeta tierra.
Sí, venimos de un largo e intenso entrenamiento en el individualismo y baja tolerancia al que tiene características diferentes a las propias; a lo que se suma la fuerte irrupción de la hiper exposición a la diversidad social, a través de la cotidianidad, los medios de comunicación y las redes. Todo ello está impactando en la estructura del ser individual y colectivo, así como impulsando el cambio en la emocionalidad y las creencias, que hasta hace muy poco tiempo se han formado de manera rígida y en contextos bastante cerrados.
Los complejos procesos migratorios, la gestión político-social de la economía, la aparente escasez de recursos o distribución no equitativa, etc. están moldeando en estos tiempos modernos el cambio y el repunte de las luchas por la normalización de la diversidad (nos referimos principalmente a la identidad de género, sexualidad, cultural, racial, etc.). No ahondaré en este análisis, no es mi propósito, solo señalo lo que creo es claro: son otros tiempos modernos, mucho mas complejos que los inmortalizados por Charles Champlin.
A partir de aquí referiré lo que para mí es un cambio de enfoque por parte de algunos profesionales de la salud mental y el bienestar de las personas. Soy consciente de que puede generar escozor a algunos profesionales dedicados a la salud mental y el bienestar.
Desde antes de dedicarme a la Psicología, recibía imputs acerca del fuerte estigma que tienen los psicólogos y los psiquiatras por dedicarse a la, frecuente mal entendida, salud mental la cual es asociada a la locura*. Si se hacía público que una persona recurría a psicoterapia era motivo de vergüenza, quizás escarnio y siempre un hecho a mantener en privado y hasta ocultar. Toda atención a lo emocional y lo mental no gozaba de la normalidad que la atención cardíaca o el traumatismo óseo podían recibir. La salud mental y el bienestar personal han sido obviadas a lo largo de los años. Afortunadamente las generaciones mas recientes son mas abiertas y menos pudorosas al respecto. También es verdad que la salud mental ya no está conceptualizada exclusivamente dentro del ámbito de lo psicopatológico.
También es verdad la contraparte, por décadas tanto psicólogos como psiquiatras tendían a estar encerrados en sus despachos, con actitud aguileña observando al paciente, sin establecer un contacto cercano y flexible con ellos, creando un efecto de superioridad en la relación. Claro, estoy refiriéndome a un imaginario, que lamentablemente cuenta con muchas evidencias. Quizás la influencia freudiana, preocupada por las trasferencias y contra transferencias motivo ese distanciamiento entre terapeutas y pacientes. Quizás la complejidad del estudio del comportamiento humano, quizás por el momento histórico del nacimiento y estudio de comportamiento humano. Lo cierto es que se creo una distancia muy marcada entre el profesional y el paciente.
Son tiempos modernos, mas bien líquidos, como diría Zigmund Bauman donde la rigidez de las normas ya no son sostenibles. Un ejemplo de ello es que los psiquiatras y psicólogos, al menos una proporción importante de ellos están encontrando una manera menos rígida para realizar su profesión y reducir la distancia entre sí mismos y sus pacientes.
A nivel mundial es cada vez mas común encontrarse con médicos psiquiatras trabajando como psicoterapeutas, ejercicio profesional destinado a los psicólogos. Al respecto he de comentar que ya en Venezuela, el final de los años ´80 era normal contar con médicos psiquiatras ejerciendo como psicoterapeutas en consultas privadas. Esta es hoy día una práctica cada vez mas extendida en Europa, sobre todo en los profesionales mas noveles.
En cuanto a los psicólogos, estigmatizados socialmente tanto como los psiquiatras, pero light porque no medican, están incorporado cada vez mas nuevas modelos y enfoques para abordar o interpretar y tratar las dolencias emocionales de sus pacientes, mas allá de la situación de complejidad intra psíquica. Ejemplo de ello son los que incorporan en sus sesiones diversos modelos interpretativos como la PNL, la Mindfulness, Constelaciones Familiares o complementos energéticos como Flores de Bach, etc.
La tendencia esta siendo el coaching, como método de trabajo para provocar cambios en actitudes y comportamientos de las personas, usando como el enfoque las expectativas de futuro de los propios clientes. Al respecto es creciente el número de profesionales de la psicología que se están especializando e investigando acerca de la integración de la psicología y el coaching.
Desafortunadamente he de agregar una observación que puede perfectamente chirriar a algunos compañeros de profesión; he comprobado que en el imaginario del común, y como resultado de las distorsiones del marketing, creen que es mucho mas chic contar con un Coach Personal, que con un Psicoterapeuta, sea estos de la tendencia que sean. Con esto quiero decir que se ha mal popularizado al coaching como mejor opción para el acompañamiento tanto para la toma de decisiones como para alcanzar el bienestar personal. Ocasionalmente ganándole terreno a la práctica de la psicología.
El Coaching se está utilizando como titulo profesional, inclusive en casos de personas que no han tomado ninguna certificación, cosa que de momento es imposible hacer con la profesión del psicólogo, pues afortunadamente está regulada.
En ambas disciplinas hay los puristas que defienden las cualidades y objetivos de una buena práctica de psicoterapia o de coaching. Desde 2000, cuando me forme como Coach, he ido practicando la incorporación habilidades propias del coaching dentro de un proceso psicoterapéutico, cuando lo he considerado oportuno. De igual manera, no han sido pocos los casos en los que ha sido necesario hacer un abordajes terapéuticos en contextos de coaching, tanto en los ámbitos ejecutivos-empresariales como de la vida cotidiana. En ambos casos siempre consensuado con el consultante.
Estamos en un momento en el cual se están definiendo cada vez mas y mejor las bondades de esta integración, sin embargo creo que son fundamentales los conocimientos y experticia de la psicología para que el el consultante pueda comprender mas y mejor los ámbitos en los que se atasca.
Por su parte al coaching aún le queda camino para definirse como una profesión que pueda abordar, o no, la complejidad de la psiquis humana, aspecto este necesario para lograr cambios verdaderos y profundos. Como dicen coloquialmente, se están formando coaches como churros, poniendo en duda la calidad de la profesión y práctica de muchos.
A la psicología le queda camino también para sostenerse como la mejor disciplina científica para acompañar los procesos y conflictos humanos, la salud mental, el bienestar de las personas, el crecimiento y la autorrealización. Ambas las une el objetivo de fortalecer creencias y emocionalidades que conecten a las personas con el bienestar de manera autónoma. Queda camino por andar. De momento crece la práctica formal del Psicologia Coaching, la formación en coaching de profesionales de la psicología y del estudio de procesos psicológicos por parte de los coach. Amanecerá y veremos. Soy entusiasta al respecto.
*interesante perspectiva del dr Enrique Gonzalez Duro s/f.
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