¿Conoces esa sensación de no estar cómodo contigo mismo? o, quizás ¿conoces la sensación de sentirte fuera de lugar, con un vacío que no sabes llenar?.
Las personas tienen la tendencia a disociarse de su cuerpo. Y como verán no me referiré a la relación con el ejercicio, las dietas, la salud bio-fisiológica, ni a la estética. Me referiré, en esta ocasión, a la división que ocurre cuando las personas se quedan atrapadas en sus procesos psicológicos y emocionales mientras con su dimensión corporal tiene que hacer frente al día a día.
La práctica de mantener la atención aquí y ahora que promueve Eckhart Tolle es posible cuando se produce la reconciliación consigo mismo. Una dinámica viva para mantener activa día a día.
¿Qué es la reconciliación?. Etimológicamente refiere a la acción de volver a conciliar, unir, agrupar, compatibilizar o poner en acuerdo unificado. Es habitual acudir a la reconciliación cuando hay separaciones, divorcios o desacuerdos.
...la presencia física no implica necesariamente la presencia consciente y emocional. Estas escindido/a.
En el artículo anterior Peregrinar, mencioné que el migrante o peregrino moderno hace un viaje físico que se completa cuando entiende que también hace un viaje psicológico y emocional. Sin embargo lo emocional, lo mental y lo físico ocurre en tiempos y contenidos distintos no es una experiencia que suceda solo a migrantes. Basta mirar a tu alrededor, escuchar o participar en ciertas conversaciones, mirar alguna película o ocasionalmente verse en el espejo y darse cuenta de que no te enteras muy bien de lo que sucede, se te escapan detalles relevantes, puede que la otra persona no capte lo esencial de lo que conversas, etc., la presencia física no implica necesariamente la presencia consciente y emocional. Estas escindido/a.
Aunque hay niveles de complejidad hasta llegar a los diagnósticos patológicos, dentro de los parámetros establecidos de normalidad también puedes reconocerte en un estado escindido/a cuando percibes baja atención, cansancio permanente, preocupaciones, ansiedad, necesidad de anticipación permanente, anclaje en el pasado, etc.
Aparece entonces la necesidad de aliviarte, de reconciliar los mundos en los que vives. Se amerita fortalecerte en la maestría personal para que los eventos que emocionalmente mantienen a la mente ocupada en historias personales ocurridas en otros tiempos (o bien resolviendo una escena futuras de manera distintas, rememorando momentos de éxitos, explicando de diferentes maneras a diferentes personas lo ocurrido, reconstruyendo escenas, reparando errores o celebrando permanentemente momentos que fueron felices) dejen de desenfocar tu atención al presente e incluso permitan una relación mas objetiva con el presente.
En procesos psicoterapéuticos he encontrado que cuando esto sucede es porque existen procesos que efectivamente ameritan ser cerrados y se manifiestan constantemente como señal para que la persona le dé su necesario cierre y permita volverse a sentir cómodo/a consigo mismo/a. Amerita pues reconciliarse consigo, con su historia, con sus objetivos, con su proceso de vida, sus decisiones, el recorrido hecho, los nuevos retos, su presente e incluso su volver a comenzar. Reconciliarse consigo mismo estimula la maestría personal de habitar emociones como la compasión, el perdón, el arrojo-confianza, la determinación, la aceptación, el cansancio. También amerita aprender a poner limites, trazar objetivos, identificar nuevas potencialidades.
De Clara Peya, te regalo esta canción Me da igual si hoy llueve... pero no te marches (de ti mismo) Reconciliarse en mantenerte contigo aun cuando quieras escapar de la experiencia.
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